Desde las entrañas del volcán

Desde las entrañas del volcán
Blog-experimento. Espacio onírico. Utopía en proceso de construcción. Soy comunicadora audiovisual, guionista, escritora, feminista, militante de lo colectivo, artista, activista, anticapitalista y hechicera de la revolución. Colaboro con varias publicaciones y me apunto a un bombardeo. Para propuestas amorosas y proyectos contacta conmigo: garcialopez.alejandra@gmail.com

jueves, 29 de enero de 2015

“Si dejo de escandalizar, dejo de existir” Gustave Coubert

Foto de Roy Galán



La policía de la moral anda suelta vigilando los desmadres femeninos en la red. Una pesadilla les invade en sueños, amenazándoles con tijeras castradoras.

La semana pasada hice una performance en el Equipo Para titulada Cámara Oscura. En ella descubría mi sexo y ofrecía una cámara para que me sacaran fotos que serían proyectadas después sobre mi propio cuerpo. El objetivo de la acción consistía en tratar de introducirnos en la más impenetrable de las cámaras oscuras: la psique. ¿En dónde centramos la mirada cuando hay un sexo femenino al descubierto?

Días después subí una de las fotos a mi perfil de instagram; perfil que además es privado de manera que mis seguidores solicitan seguirme y yo acepto o no quién me sigue. La foto estaba teniendo buena acogida hasta que me censuraron. Ante la denuncia anónima de alguno de mis seguidores, instagram decidió eliminar la foto y advertirme de que si volvía a subir una imagen en la que apareciera un desnudo eliminarían mi cuenta definitivamente. 

¿Qué pasa en nuestra sociedad?, ¿Qué tenemos dentro de nuestras cabezas?. Estamos saturados de ver cuerpos desnudos, cosificados, violentados. Estamos bombardeados de imágenes sexistas y pornográficas que están al servicio de la dominación y el control de nuestra sexualidad. Sin embargo, el desnudo con fines artísticos o de expresión subversiva debe ser censurado y eliminado de manera que no quede rastro de la libertad corporal. 

A estas alturas me pregunto qué se le pasa por la cabeza a mi denunciante que, en lugar de decidir dejar de seguirme en la red social, se siente tan masacrado contemplando mi sexo desnudo que quiere que yo sea eliminada de ésa red. Sólo puedo advertir represión en la psique de esa persona, represión de un deseo que ha sido inhibido porque las fantasías que desencadena esta imagen en su cabeza, y no la imagen en sí, son tan perturbadoras que no es capaz de sublimarlas. Esa represión que no puede ser liberada acaba manifestándose de forma violenta. ¡A la hoguera ese coño peludo y esa bruja del demonio que lo enseña!

Lo cierto es que la vulva es una representación del nacimiento, de nuestro origen. Es el lugar al cual todos los seres humanos nos sentimos remitidos, en una mezcla de fascinación y terror, en su connotación de entrada a un espacio oculto porque puede resguardar la vida y los más grandes placeres y las fuerzas para extraviar a los más ecuánimes.

Es de una hipocresía aberrante ocultarnos bajo la mascarada del anonimato para denunciar un desnudo artístico que, puede que sea escandaloso para algunos, pero que abre un debate necesario en un momento crucial como es el actual dónde decimos sí al terrorismo pornográfico de los cuerpos y no al desnudo como modo de expresión. Es más que preocupante la forma en la que hemos interiorizado los mecanismos de dominación establecido y actuamos, en nosotros mismos y entre nosotros, como policías de la moral denunciando lo que no comprendemos porque no lo comprendemos en lugar de hacer un esfuerzo por pensar más allá de lo que nos imponen, en lugar de hacer un esfuerzo por repensarnos. 

La desnudez femenina satura los medios de comunicación tanto para anunciar un perfume como un coche, sin embargo, fuera del contexto del consumismo y la publicidad, sigue siendo tan perturbadora como lo era hace siglos, tal vez porque nada es tan misterioso como el placer de la mujer, su sexo que porta los misterios de la sangre y los hilos que detonan cada uno de sus orgasmos. 

No tendría ningún problema en mostrar la foto real en esta red social, pero también he sido censurada en otras ocasiones. Por eso he tomado medidas; quién vea un coño en esta foto es que desea verlo. 

Basta ya de censura sobre el cuerpo femenino y que viva la revolución de los cuerpos desnudos.

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